DÓNDE VIVEN LOS MONSTRUOS
TEXTOS E ILUSTRACIÓN: Maurice Sendak
EDITORIAL: Alfaguara infantil
Nuestro profesor de Literatura Infantil, Don Alberto Ruíz Campos, no paraba de repetirnos una y otra vez "Los cuentos carecen de inocencia" y nos leía su cuento seleccionado para la ocasión y nos preguntaba ¿Qué nos enseña? ¿Qué nos quiere decir?¿De qué nos advierte? y nosotras, alumnas entregadas donde las haya, pensábamos, proponíamos, sugeríamos...¡y alguna vez incluso acertábamos!
Así que, cada vez que cae un cuento en mis manos, lo leo, lo releo, lo estudio, intento buscar el mensaje secreto que sé que ocultan sus páginas...y hasta hace poco, mi sistema no fue nada mal.
Hasta que me presentan a Maurice Sendak y su "Donde viven los monstruos". Así que lo cojo, lo leo, lo releo, estudio, busco... busco... busco...¡y nada! ¿Por qué todo el mundo piensa que es tan maravilloso? A mí me parece bastante simple. No veo nada.
Comentando esto con una de mis compañeras, Cinta Báez (una de las que seguro será una de las mejores maestras que tendremos la suerte de conocer) me abre los ojos y me explica toooodo el trasfondo de la historia de Max. Y me siento tonta, pero eso no me importa, (mejor ser ignorante un segundo que toda la vida) porque entonces lo vi claro, ¡estaba todo ahí! Así que la siguiente explicación se la debo a ella y a su estupendo grupo de trabajo:
Max es lo que se dice "un niño malo". Su madre lo castiga por su falta de respeto y se va a su habitación sin cenar. Es entonces cuando empieza a surgir un mundo nuevo dentro de su propio cuarto e incluso un mar que atraviesa no espacios, sino tiempo, así que Max cruza días, semanas, meses, años...
Hay un detalle dentro de la ilustración que también nos hace darnos cuenta de la evolución temporal de la historia, la luna de la ventana de Max. Cuando parte hacia donde viven los monstruos es menguante y cuando llega está llena. Desde mi propio punto de vista, la luna es la clave para entender este cuento, porque representa el tiempo, el tiempo que necesita Max para ser un monstruo,
¡El rey de los monstruos! nada mas y nada menos...y entonces se vuelve salvaje, agresivo e incluso cruel con sus monstruos, porque los manda a la cama sin cenar, igual que hicieron con él...pero al final de todo su periplo, se siente solo.
Así que Max decide volver y coge su barquita y navega días, semanas, meses, años...hasta que llega de nuevo a su habitación, donde le espera su cena aún caliente y una redonda y reluciente luna llena en el marco de la ventana.
Ahora bien, simplifiquémoslo todo. Max es un niño difícil, su madre le riñe y lo castiga sin cenar. Una vez en su cuarto desfoga toda su rabia y su frustración, se vuelve un monstruo metafórico, pero una vez que se cansa, se da cuenta de que para ser un monstruo tienes que estar solo, así que recapacita y se calma.
Claramente, Maurice Sendak nos explica de forma magistral el proceso mental de un niño y su lucha con sus propios monstruos hasta que se da cuenta de su error.
Desde luego una historia que merece toda nuestra atención como adultos para que recordemos que nosotros también fuimos reyes de nuestros propios monstruos y dejamos de serlos en el momento en el que estuvimos preparados.
Dejemos que los monstruos hagan su trabajo y nosotros, practiquemos la paciencia con nuestros niños.
Mara Guisande
Me ha gustado mucho, yo he visto la película pero no lo entendí así, muchas gracias
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